Las idas y venidas en torno a las finanzas del ICE

Si el ICE termina mal, no estaríamos solo frente al derrumbamiento de una empresa estatal, con lo que eso de por sí implica, sino de un caos en todo el Sistema Eléctrico. No hace falta, ni siquiera, hablar de las consecuencias de una situación como esa.
La generación térmica y el aumento en la compra de energía generaron un déficit al Grupo ICE por ¢22.715 millones.
photo_camera La generación térmica y el aumento en la compra de energía generaron un déficit al Grupo ICE por ¢22.715 millones.

Quien se atreva a decir hoy que tiene claro cómo están las finanzas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), simplemente sería temerario. Porque, con todas las versiones tan distintas que ha dado la administración en tan solo un año, es imposible entender la realidad.

Lo que sí hay que decir es que, cuando la información es tan variable y contradictoria, quedan dudas. Y eso no debería darse cuando de una empresa pública tan importante se trata.

Hace menos de un año las mismas autoridades del Gobierno seguían insistiendo en que el ICE estaba en números rojos. Pero, justo al cierre del 2023, ya decían que la situación se había revertido. Y destacaban que era gracias a la gestión gerencial que se impulsó.

El problema es que la semana pasada, esas mismas autoridades anunciaron que la empresa cerró el primer semestre del presente año con un déficit de 22.715 millones de colones. Eso, indudablemente refuerza las dudas.

El gerente de Finanzas del ICE, Keiner Arce, atribuyó el problema a “la concentración en gastos de combustibles e importaciones de energía para atender lo crítico del verano y los efectos tan fuertes del Fenómeno de El Niño”.

Es cierto que la institución debió salir a comprar bunker y diesel para impulsar la generación térmica ante el bajo caudal que llegaron a registrar las fuentes hidroeléctricas.

Pero, en este punto, todo se enreda más si recordamos que el presidente ejecutivo de la institución, Marco Acuña, anunció con bombos y platillos que no habrá aumento en las tarifas en el 2025. Así desmintió al intendente de Energía de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP), Mario Mora, quien aseguraba unos días antes que sí habría un alza y que podría llegar a un 20 por ciento.

Sería bueno que las autoridades del ICE le aclaren al país la situación. Porque es importante tener datos certeros a fin de hacer proyecciones de manera realista. Especialmente, el sector productivo necesita mayor seriedad y precisión.

En ese proceso, es clave que también expliquen cómo se va a cubrir el déficit del primer semestre del año, y si las cifras negativas se siguen acumulando en esta segunda mitad del año o no.

A esto hay que agregar que, de seguro el haber salido a última hora a comprar combustibles para operar plantas térmicas sin mayor previsión y planificación, contribuyó a que finalmente hubiese un impacto más fuerte sobre los costos.

El ICE necesita de una administración seria y profesionalizada. Es cierto que algunos de los principales jerarcas son designados con criterios políticos. Pero no deben obviar que una vez en el cargo, lo correcto es operar bajo criterios técnicos. Y para eso tienen todo el soporte institucional.

Estos vaivenes solo le hacen más daño a una empresa clave para el desarrollo del país, que tiene de frente retos trascendentales en los que debería concentrar su atención.

Lo que se ha visto hasta ahora, no atiende esa circunstancia y más bien pone en riesgo a la empresa estatal. No podemos olvidar que desde allí también se maneja toda la previsión energética costarricense, a través de la División de Operación y Control del Sistema Eléctrico.

Por ello, si el ICE termina mal, no estaríamos solo frente al derrumbamiento de una empresa estatal, con lo que eso de por sí implica, sino de un caos en todo el Sistema Eléctrico. No hace falta, ni siquiera, hablar de las consecuencias de una situación como esa.