Una estrategia muy riesgosa del Ministerio de Hacienda

Estamos claros en que cuando no se puede pagar, no se trata simplemente de dejar de hacerlo. Hay que buscar el mejor escenario posible, y eso pasa por una renegociación de la deuda. Pero, si ese mecanismo en realidad se usa por sistema, termina siendo una muy mala idea.

Dólares 1
photo_camera Dólares 1

El ministro de Hacienda, Nogui Acosta está celebrando como un éxito la estrategia de renegociación de deuda que lleva adelante la actual administración.

Para él, es todo un logro conseguir que los acreedores acepten extender los plazos de vencimiento de las obligaciones, porque eso reduce la presión sobre las finanzas públicas en el plazo inmediato.

De entrada, eso suena muy bien. Pero, muy pronto es posible advertir los graves riesgos que la estrategia conlleva. Especialmente poque queda la sensación de que no es un recurso, sino un sistema.

A ver: cuando una persona acude a un banco y pide un préstamo, esa entidad financiera define varios términos, entre los cuales están la tasa de interés, el plazo y la cuota. Si más tarde esa persona regresa al banco ante una dificultad para pagar y pide que se replanteen las condiciones, es posible que obtenga como respuesta un sí.

Pero si ese es el escenario, esa persona debe estar clara en que, al extender el plazo del crédito, si bien su cuota puede pasar a ser menor, en el global terminará pagando mucho más por esa deuda.

En el caso de Hacienda, ocurre exactamente lo mismo en lo que toca a los créditos que se renegocian. Y, peor aún, cuando se trata de títulos de deuda, se tendrá que seguir pagando los intereses, lo cual también eleva el costo.

Además, en este último caso, cuando se extienden los plazos por cuatro o cinco años, en realidad Hacienda simplemente le está pasando el problema a la próxima administración. Está tirando la bola para adelante, como se dice popularmente.

Esa no es una solución. Es, más bien, hacer el problema más grande y dejárselo a otros. Y en algún momento, el problema reventará.

Estamos claros en que cuando no se puede pagar, no se trata simplemente de dejar de hacerlo. Hay que buscar el mejor escenario posible, y eso pasa por una renegociación de la deuda. Pero, si ese mecanismo en realidad se usa por sistema, termina siendo una muy mala idea.

Cuando hablamos aquí de sistema, nos referimos a la premisa de dejar el problema para después y no hacernos cargo de él ahora. Y lo decimos porque no percibimos un esfuerzo significativo del Ministerio de Hacienda por reducir la deuda, más allá de reducir el servicio de la deuda.

Son dos cosas muy diferentes. Y, sí: entendemos que no hay mucho dinero. Pero tampoco podemos seguir viviendo solo de pedir prestado. Se requiere mucho más que eso, y allí es donde Hacienda ha quedado a deber.

Mientras eso pasa, tanto el ministro Acosta como el presidente de la República, Rodrigo Chaves se vanaglorian una y otra vez porque, en su decir, la actual administración no va por la vía de introducir nuevos impuestos.

Si esa meta se puede lograr sin dejar de resolver el problema de la deuda, excelente. Sin embargo, las cosas no parecen ir en esa dirección.

Claro, de estos elementos no suelen hablar ni Acosta ni Chaves. Es más bonito presentar números positivos, aunque al final, la historia termine diferente.

De verdad que todo esto se parece a las técnicas de esas cadenas de electrodomésticos que les dicen a sus clientes que se lleven todo hoy y comiencen a pagar en seis meses, o que les garantizan la cuota más baja del mercado. Pero no les dicen que esos créditos les terminarán costando hasta tres o cuatro veces el precio actual del producto.

Hacienda debería ser mucho más claro con respecto a este tema. Porque tirar la bola para adelante siempre implicará que llegue el momento en que ya no se pueda seguir en esa dinámica. Y en ese momento, habrá que resolver.