Por baja y ultra baja fecundidad

Población costarricense dejaría de aumentar dentro de 10 a 25 años

Según indican expertos en población, la población costarricense comenzará a decrecer en el corto plazo. Foto: Krissia Morris Gray
photo_camera Según indican expertos, la población costarricense comenzará a decrecer en el mediano plazo. Foto: Krissia Morris Gray

A raíz de las actuales tasas de fecundidad en Costa Rica, que en el escenario bajísimo se traduce en que las mujeres están teniendo 1.3 hijos -ultra baja fecundidad-, se estima que, dentro de 10 años, la población costarricense en vez de aumentar comenzará a decrecer.

En el escenario en el que las mujeres opten por tener dos hijos, el freno al crecimiento poblacional se daría dentro de 25 años.

Así lo externó Luis Rosero Bixby, demógrafo, quien afirmó que la población costarricense no alcanzaría los 6 millones de personas.

De acuerdo con el experto, la población, para el 2070 se ubicaría en 4,5 millones, por lo que se espera una diferencia entre 800.000 a 1.000.000 de personas.

“En cualquiera de los dos escenarios, de ultra baja fecundidad o de dos hijos va a ocurrir que la población de Costa Rica va a dejar de crecer.

“En el de ultra baja fecundidad va a dejar de crecer a mediados de la década próxima, alrededor del 2037. Con la fecundidad de dos hijos vamos a llegar a un máximo de, tal vez, 5,5 millones a 5,6 millones de habitantes en el año 2050 y, a partir de allí va a comenzar a disminuir”, afirmó Rosero.

Esta situación es producto de la reducción sostenida en la cantidad de nacimientos en el país.

Rosero destacó las alternancias que ocurren en la pirámide en población por los cambios de la fecundidad, pues la base se encogerá mucho y conforme pase el tiempo se extenderá a otras edades, lo que impactará, entre otros como sistemas de pensiones, la seguridad social y la atención de la salud, entre otros.

“Se vienen cambios importantísimos en las próximas décadas y van asociados a esa baja fecundidad”, reafirmó Rosero.

No se esperaba tan pronto

Pese a que desde hace dos décadas se comenzó una reducción lenta en la cantidad de nacimientos y en la tasa de fecundidad de las mujeres, en el 2022 estalló en Costa Rica una bomba demográfica inesperada, pues de los 70.000 nacimientos esperados se dieron 53.000.

Al mismo tiempo, la tasa de fecundidad, en que cada mujer estaba teniendo 1.7 hijos, bajó a 1.3 hijos, lo cual coloca al país con una “ultra baja fecundidad”.

Rosero reconoció que “no se esperaba tan pronto, la verdad. De hecho, había las proyecciones oficiales de población que esperaban una fecundidad de 1.7 hijos para el año 2022 y alrededor de 70 mil nacimientos.

“(…) Fue algo que nos tomó, hasta cierto punto, desprevenidos por la velocidad en que se vino”, afirmó ante consulta de www.despertar.cr.

Agregó que no se tiene claro aún, si se trata de “un espejismo” (de tener un hijo) o si se trata de una condición de posposición de la maternidad a otras edades, es decir, pasar de los veintes y trasladarla a más de 30 años.

Sobre este punto, comentó que se podrá tener una mayor claridad en los próximos cinco años.

Este jueves, se efectuó el simposio “Tendencias de la fecundidad en Costa Rica: desafíos y oportunidades para el futuro compartido”, en el que se analizó el impacto que tendrá para el país la reducción de la natalidad, así como la necesidad de adoptar políticas públicas y acciones para hacerle frente a los efectos que se darán en el futuro.

“Es algo que debemos tenerlo muy presente para dos cosas. Desarrollar una serie de instituciones, de acciones que nos permitan adaptarnos a esta nueva situación de la ultra baja fecundidad, y otra, para generar oportunidades para que las personas que desean tener más hijos los tengan.

“Es importante que, cuando lleguen a edades mayores haya las condiciones para que puedan tener el hijo”, enfatizó.

Sobre este punto consideró que la información es importante para diferentes áreas como es el caso de educación, salud y pensiones.

En el caso de la educación, al haber una menor cantidad de nacimientos, se reduce la cantidad de menores que acudan a escuelas y colegios, mientras que, en pensiones, habrá una reducción en la masa cotizante que venga a aportar al sistema y se deberá contar redes de salud para la atención de la población adulta mayor.

Estimó que las proyecciones demográficas apuntan que el 43% de la población será adulta mayor que rondará los 500.000.

Es irremediable

Elizabeth Solano, subgerente del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) sumó que, en la actualidad, la esperanza de vida se amplió y es superior a los 80 años.

Determinó que la tasa actual de natalidad, no será suficiente para reemplazar a la población en generaciones.

“Lo que significa es que, a largo plazo, la población puede decrecer. Se estima que entre el 2040 o el 2050 la población podría comenzar a disminuir porque tenemos una estructura donde nacen pocas personas y es una estructura poblacional que ha ido envejeciendo.

“Vamos a llegar a un punto en que mueren más personas que las que nacen y eso a largo plazo va a significar que la población decrece”, manifestó Solano.

Apuntó que la migración podría jugar un papel importante o que permitirá contar con personas para desarrollar ciertos empleos en el país.

“En relación con los nacimientos, podemos ver, si se compara el 2002 con el 2018, aproximadamente tenemos 8 nacimientos menos por 1.000 habitantes. En el 2002 se reportaban 18 nacimientos por cada 1.000 y ya para el 2022 se vio una disminución de 10 nacimientos por 1.000 habitantes.

“Irremediablemente, la población va a descender y eso tiene un impacto que debe analizarse y tomar decisiones sobre qué hacer. Un impacto en educación y ya lo estamos viendo hoy, donde se dice que tengo menos niños por aula o tengo que cerrar aulas de algún grado, sobre todo de preescolar o primaria porque no hay suficientes niños”, reiteró Solano.

En lo referente a salud, detalló que habrá más adultos mayores demandantes de servicios y de salud.

“A mediano y largo plazo, las poblaciones en edad de trabajar, que son los que van a dar sostenibilidad a estos adultos mayores, van a irse reduciendo. La dependencia va a ser cada vez mayor en personas en edad de trabajar. Eso tiene un impacto que debe analizarse y buscar alternativas de cómo enfrentar estas situaciones a futuro”, remarcó Solano.