El exministro de Ambiente y Energía, Roberto Dobles, fue declarado inocente de dos delitos de prevaricato 14 años después de comenzada la causa.
Al entonces ministro Dobles se le acusó por firmar un decreto ejecutivo en octubre de 2008 que declaró de interés público el desarrollo del proyecto minero Crucitas a cargo de la empresa canadiense Infinito Gold.
La argumentación de la Fiscalía y la Procuraduría General de la República es que los imputados habían cometido el delito de prevaricato, por lo que solicitaron tres años de prisión para cada uno de los miembros de la Comisión Plenaria de SETENA.
En la resolución, los jueces Jorge Tabash, José Pablo Alvarado y Yorleny Campos, absolvieron por unanimidad luego de no encontrar un delito dado que no se demostró que hayan actuado de manera intencional.
Además del exministro, los otros funcionarios absueltos por parte del juzgado al no encontrar “dolo” fueron; Sonia Espinoza, Cyntia Cavallini, Eduardo Lezama, Jorge Boza, Carmen Cruz y José Bolaños.
El juez presidente Jorge Tabash menciono que el Poder Judicial tiene que garantizar la legalidad de la función administrativa de actos o actuaciones de los funcionarios públicos y de todas las instituciones cuando existan razones para considerar que hay actuaciones irregulares de poder.
La jueza Yorleny Campos, en las conclusiones, aclaró que la interpretación que realizó la Comisión de la Secretaria Técnica Nacional Ambiental (SETENA) estaba bien sustentada a nivel legal.
El juez José Pablo Alvarado hizo referencia al porqué de la absolutoria a las señoras Cavallini y Espinoza. Menciono que tanto la prueba documental como la testimonial presentada por la Fiscalía y la Procuraduría no tenían fundamento. Alvarado mencionó: “que el actuar de parte de la Fiscalía en contra de ustedes fue en una acusación antojadiza”.
El abogado defensor de la mayoría de los acusados, José Miguel Villalobos, comentó al final del juicio que no es posible que si alguien se equivoca deba responder por un eventual error.
Roberto Dobles mencionó al cierre: “que uno firma con la plena convicción que todo está a derecho”.
