Costa Rica presenta un escenario poco halagador debido a un deficiente desempeño político, una baja movilización social, además de un retroceso en la libertad de expresión.
Luego del primer año de gestión del presidente de la Republica, Rodrigo Chaves, este ha presentado uno de los índices más altos de opiniones positivas de los últimos años desde el año 1995. Eso sí, una cosa es el respaldo al mandatario y otra, el criterio que se tiene de su gestión.
Pero las mediciones más recientes apuntan una disminución en el apoyo, como ya le ocurrió a otros mandatarios en el pasado, aunque a un ritmo menor.
Lo anterior, según datos sintetizados por el Programa Estado de la Nación, en su informe 2023, dado a conocer esta semana, y que refleja un cambio agresivo en algunos de los paradigmas tradicionales en el país.
De hecho, según la encuesta del CIEP-UCR de septiembre 2023, el grupo más amplio está compuesto por ciudadanos que creen que el gobierno no resuelve los problemas, pero apoyan al mandatario (39%). Se presenta un segundo grupo, compuesto por un 24% de personas, que no apoya al mandatario ni respalda sus resultados.
Luego sigue un tercer extracto de la población, que no apoya al mandatario, pero respalda los resultados, con 19%, y cierra el segmento que apoya al mandatario y respalda sus resultados, con un 18%.
El Estado de la Nación analizó la gestión de Chaves en temas de gestión, educación actual, y seguridad entre otros, para ver cómo se encuentran los costarricense.
Durante los últimos meses los problemas, inestabilidades y retrocesos en la comunicación han afectado la relación entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo. La tensión generada por la gestión confrontativa del mandatario Chaves también tiene su peso. Esto se ejemplifica con hechos como los de este miércoles, cuando el presidente ofreció un discurso en Pococí direccionando las responsabilidades del entorno nacional culpando a la Asamblea Legislativa y al Poder Judicial por los problemas de inseguridad.
Ronald Alfaro, investigador del Estado de la Nación, indica que, desde esta perspectiva más amplia, los hallazgos generales del estudio muestran que la democracia costarricense se encuentra en crisis.
Según Alfaro cada año se da seguimiento a los aspectos fundamentales que habilitan el sistema democrático en Costa Rica. En esta oportunidad se notaron las mismas tendencias de estancamiento político y desarticulación social, con el agravante de que la ciudadanía no parece aumentar su apoyo a la democracia, afirma el investigador.
La ciudadana por muchos años ha respetado los derechos y la dignidad de las personas y ha tenido una fuerte identificación con la democracia. También, ha participado activamente en la formación de opinión pública. Pero esto se ha ido diluyendo con el pasar del tiempo.
Una manera concreta de ver esta disminución del respaldo ciudadano a los gobernantes electos surge de comparar la cantidad de votos que obtuvo el partido ganador en 1994 y en 2022.
Hace 28 años, cuando el padrón electoral tenía 1.660.562 votantes menos que en 2022 (casi un 40% más pequeño), el partido ganador obtuvo dos veces más de votos que la agrupación ganadora en la primera ronda de 2022, con un padrón mucho más numeroso.
Baja movilización social
Otro de los aspectos señalados es que desde el 2022 y hasta abril del 2023 la baja en el nivel de las movilizaciones sociales ha sido más marcada, aunque es un fenómeno que se viene presentando desde la época previa a la pandemia.
De acuerdo con el informe presentado por Programa del Estado de la Nación los dos factores principales para esta desmovilización social son la perdida de protagonismo de los sindicatos del sector público, y la reducción de las acciones de la empresa privada y la sociedad civil de manera significativa desde el año 2014.
Junto a la resignación por la situación actual del país se suma el retroceso en la libertad de expresión. De acuerdo con el estudio, los medios de comunicación han sido cuestionados persistentemente por el presidente Chaves, cada vez que advierten alguna diferencia de criterio con él.
El informe de la organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras, publicado en mayo del 2023, señala que la polarización y la inestabilidad institucional que afecta a varios países de la región, fomentan la hostilidad y los recelos hacia los medios de comunicación.
En el caso de Costa Rica, en materia de libertad de prensa cayó al puesto 23 en latinoamérica, perdiendo 15 puestos en materia de libertad de prensa, debido a los intentos del Ejecutivo por estigmatizar a la prensa crítica o como la llamó el presidente Chaves “prensa canalla”.
En este escenario el informe recuerda que el Estado es el principal actor para construir puentes de dialogo para volver a creer y dejar la resignación de que no se pueden hacer mejor las cosas.
Sin embargo, a pesar de los enfrentamientos, es de esperar que en una democracia ambas partes no recurran a ataques sistemáticos y abusos con el fin de anular a sus oponentes, advierte el informe.
