Otra discusión estéril de la ministra de Educación Pública

Más allá de cómo concluirá este episodio, será fundamental que, egos aparte, la ministra asuma con la seriedad del caso el problema y junto a su equipo de trabajo, le busque una solución.

Una colegiala interpuso un recurso de amparo contra la Asamblea Legislativa por el voto de censura contra la  ministra de Educación, Anna Katharina Müller, pero fue rechazado de plano por los magistrados constitucionales.
photo_camera La ministra de Educación Anna Katarina Muller en casa Presidencial. Foto Sócrates Colindres

La ministra de Educación Pública, Anna Katharina Müller ha entrado en un pulso con la defensora de los habitantes, Angie Chruickshank. Alega la integrante del Poder Ejecutivo que al tener inmunidad por la posición que ocupa, no puede ser citada por la Defensoría, cuya jerarca la convocó para el lunes pasado.

El objetivo de ese encuentro era que Müller ofreciera explicaciones sobre los constantes problemas de pago que se dan en el Ministerio de Educación.

Pero, con una actitud arrogante, la funcionaria ha venido sosteniendo que los problemas no son de la magnitud que aducen los educadores, a pesar de que hay más de 60 mil denuncias por irregularidades en los pagos.

Esta posición de la ministra es una confirmación de una tendencia que se ha marcado en la actual administración dirigida a bloquear los espacios de control establecidos en la legislación costarricense.

Y hay también un claro componente irracional de ego, toda vez que, según la ministra, ella no tiene inconveniente alguno en recibir a la Defensora en su despacho para darle las explicaciones que requiera, pero no va a ir a la oficina de esta.

Müller no ha querido o no ha sido capaz de entender que la Ley de Creación de la Defensoría de los Habitantes establece que su jerarca tiene autoridad para citar a cualquier funcionario público, disponiendo incluso de manera unilateral la fecha y hora para ello.

La única consideración que plantea la ley en el caso de los funcionarios que gozan de inmunidad, es que no los alcanza la disposición de que la Fuerza Pública los traslade, en caso de que no atiendan la citación.

Confundir las cosas, solo puede ser resultado de un ánimo evasivo que, como reiteramos, no sorprende viniendo de un jerarca de la actual administración.

Es censurable la actitud de la ministra Múller, que ciertamente debe estar consciente de que no hay una sanción aplicable ante su conducta, problema que, desgraciadamente ocurre en muchos ámbitos en nuestro país. Y quizá, a eso se atiene.

Más allá de cómo concluirá este episodio, será fundamental que, egos aparte, la ministra asuma con la seriedad del caso el problema y junto a su equipo de trabajo, le busque una solución.

En nuestro país se ha normalizado la práctica, a todas luces irregular, de pagar los salarios de los empleados públicos cuando sea y como sea. Y ni qué decir de los aumentos salariales, que incluso se suelen aprobar a destiempo y se terminan aplicando vaya uno a saber cuándo.

Apenas en abril pasado, tuvimos la visita en el país de la docente Inger Enkvist, exasesora del Ministerio de Educación de Suecia, quien en un foro establecía que “la educación es un proceso muy importante para el desarrollo de una persona desde edades tempranas de la vida. Y para ello, el docente juega un papel preponderante”.

Entre muchos otros conceptos, la experta advertía, además, que modelos educativos exitosos como los de Finlandia y Singapur, le dan mucha importancia a la figura del maestro, docente o profesor dentro de la sociedad.

Desgraciadamente, en nuestro país, con el paso del tiempo esos conceptos se han ido perdiendo. Y hoy, a los educadores se les ve hasta con algún grado de desprecio. Y eso pasa incluso con algunos de los mismos educadores, que no tienen claro el importante rol que cumplen dentro de la sociedad.

Hay que recuperar el camino. Y para ello, es imperativo que, desde la propia ministra hacia abajo, se gesten los cambios. Los egos deben quedar de lado. Los pulsos tampoco tienen cabida, si realmente se tiene el interés de ser parte de esa transformación.