Alternativas de desarrollo para el cantón de Turrialba

La vía férrea entre Siquirres y Turrialba está interrumpido por un trecho de ocho kilómetros. Foto: Municipalidad de Turrialba.

Turrialba necesita impulso, pero lo que se haga debe ser sólido. Un proyecto fallido, que no se sostenga en el tiempo, no ayudaría en nada a la buena intención de revitalizar aquella preciosa zona del país.

Desde que se cerró el ferrocarril al caribe, en el cantón de Turrialba han buscado su reapertura, pues se considera que, a partir de las experiencias del pasado, constituye un polo de desarrollo para una zona económicamente deprimida.

La situación ya era compleja desde el momento en que se abrió la Ruta 32, pues el grueso del tránsito entre el valle central y la provincia de Limón ahora se mueve por el Zurquí, dado que el recorrido se hace en menos tiempo.

Ahora, un grupo encabezado por la diputada Rosaura Méndez, impulsa la reapertura del ferrocarril, como parte de una estrategia para darle un respiro ya no solo a Turrialba, sino también al cantón de Jiménez.

Sin embargo, el plan supone una serie de retos que deberían ser sorteados antes de que pueda concretarse.

En primer lugar, no está claro por ahora cuál sería el aprovechamiento que se le daría al ferrocarril. Algunas autoridades han sostenido que sería parte de un canal interoceánico, que conecte los puertos de Caldera y Moín.

Si bien en el papel suena interesante, no se puede obviar la realidad de que hoy en día, el trazado de la vía férrea no llega a ninguno de esos dos puertos. Ante ello, se requeriría de una extensión en cada uno de los extremos de la ruta.

En segundo lugar, hay un corte de ocho kilómetros en la vía, conforme se estableció en un acuerdo entre el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (INCOFER) y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), para la construcción de la planta hidroeléctrica Reventazón.

Se determinó, entonces, que la segunda institución debía establecer un nuevo trazado a fin de reconectar la vía, pero tras más de ocho años, no se ha dado un solo paso en ese sentido.

En tercer lugar, la vía esencialmente está abandonada entre Las Juntas, en Siquirres, y Juan Viñas, a lo que habría que agregar que pasa lo mismo entre este punto y Paraíso de Cartago.

De hecho, en ese tramo también hay otro corte en el trazado, algo que ocurrió desde los años 90, debido a una inundación acompañada por un deslizamiento de tierra. Ese problema, nunca se atendió.

Hay que entender, entonces, que darle vida al ferrocarril en este tramo implica una fuerte inversión, para lo cual por ahora no se tiene un claro panorama. Y, habría que entender, también, que esa inversión debería estar justificada en algún esquema que permita su recuperación en el tiempo por parte del INCOFER.

En el pasado, por la ruta desde el caribe circulaban trenes de carga que movían todos los combustibles y el hierro, entre otros productos que debían llegar a la zona central del país. Y en el caso de pasajeros, también se llegó a establecer un servicio turístico, explotando las vistas del río reventazón.

Esto último es lo único que, por ahora, se ha planteado cuando se habla de restablecer el servicio de trenes en la región. Y no está claro si realmente es algo que tiene futuro, ante la diversidad de actividades turísticas que hoy se pueden desarrollar en el país.

Ante ello, pareciera conveniente redefinir las cosas y pensar en otras alternativas, ya sea que por sí solas generen empleo y dinamicen la zona, o que complementen la vuelta del servicio ferroviario.

Turrialba necesita impulso, pero lo que se haga debe ser sólido. Un proyecto fallido, que no se sostenga en el tiempo, no ayudaría en nada a la buena intención de revitalizar aquella preciosa zona del país.